Si os fijáis atentamente en los mejores vídeos de peinados paso a paso que podemos encontrarnos en páginas especializadas de internet, existen dos elementos recurrentes que nos ayudan a fijar, moldear y perfeccionar la forma de nuestro cabello. Se trata de las horquillas y gomillas: dos elementos que a pesar de carecer de todo tipo de sofisticación (de hecho en el imaginero popular no forman parte de un acabado chic), son elementos socorridos, prácticos y a quienes les debemos de agradecer mucho más que el lugar que desmerecidamente le hemos otorgado dentro de la peluquería y estética profesional.
Como homenaje a tan agradecido utillaje y reivindicación para sacarle más provecho, os ofrecemos una serie de tips sobre cómo usar correctamente horquillas y gomillas, elementos que nunca nos deben faltar en el bolso si somos de cabello largo.
Cómo asegurar una fijación perfecta mediante horquillas
Una horquilla que quede entreabierta o que se deslice pierde todo sentido y utilidad ante lo que debe ser una fijación perfecta.
Lo primero es algo que aunque es un secreto a voces, muchas nos perdemos y no tenemos en cuenta a la hora de usarlas: la cara ondulada de la horquilla debe quedar hacia abajo, rozando con el cuero cabelludo.
Muchas horquillas que compramos como elemento socorrido, de coste ínfimo, no tardan en abrirse perdiendo sujeción o debido al acabado plástico resbalan sobre cabellos lisos y finos. En estos casos mejor acudir a profesionales en busca de unas horquillas de mejor calidad o, en el caso que las necesitemos de forma improvisada, podemos rociarlas de laca para que puedan mejorar el agarre con el cabello.
¿Y como insertarlas? Parece sencillo: agarras el mechón y la introduces con cuidado de que ningún cabello quede suelto, pero según lo hagamos en un sentido u otro, esto último puede ocurrir con más frecuencia. El sentido óptimo de inserción es en dirección hacia la coronilla o con un ángulo dirigido hacia la parte alta de la nuca, nunca horizontalmente u hacia abajo.
Por último un pequeño detalle pero que acabarás agradeciendo: cuando adquieras horquillas, procura que sus puntas sean de plástico y siempre estén pulidas, ya que a la hora de insertarlas, puedes dañarte el cuero cabelludo a causa de la fricción e incluso producirte pequeñas heridas en esta parte tan sensible.
Cómo asegurar una fijación perfecta mediante gomillas
Las gomillas o coleteros son un elemento aún más socorrido que las horquillas en el caso de toda mujer que tenga el cabello largo. No son pocas las veces que por comodidad o por disimular un peinado que por cualquier circunstancia, no nos luce como quisiéramos, agarramos nuestro cabello y lo anudamos con una cómoda cola de caballo o coleta sin mayor preocupación de que no nos queden cabellos sueltos que afeen el acabado natural que esta técnica proporciona.
Para que esta fijación sea la correcta, debemos tener en cuenta una serie de buenas prácticas, siendo la primera de ellas que en la medida de lo posible (todas lo hacemos de vez en cuando) evitemos llevarlas en la muñeca.
Esta práctica no solo destensa la gomilla al verse sometida constantemente a la presión del diámetro de nuestra muñeca, sino que la expone a todos los agentes externos a los que se ve sometida nuestra mano, que aunque nos pueda resultar ridículo, puede derivar en problemas infecciosos serios.
Por esta última razón, en el caso de usar la misma gomilla de forma recurrente, mucho mejor que sea de materiales plásticos, mucho más higiénicos y fáciles de limpiar.
Por último, no te olvides que tanto gomillas como horquillas pueden pasar de un elemento práctico para la fijación del cabello, a protagonistas de éste: ten a mano modelos con ornamentos que te sirvan para que tu simple recogido práctico e informal gane en presencia y protagonismo con un tocado llamativo.